Finalizada la pésima gestión del Presidente Luis González Machi (1999-2003), la sociedad paraguaya vivió un breve período de esperanzas con la asunción de Nicanor Duarte Frutos (agosto de 2003), para caer en una nueva decepción al año de este gobierno. El desencanto de la ciudadanía hacia la clase política genera una sensación de cansancio y frustración, inhibe las iniciativas de las organizaciones de la sociedad civil (OSC) e incluso desalienta las inversiones por la falta de predecibilidad en las políticas públicas y la baja calidad de las instituciones. Los grandes problemas persistieron o se agravaron en el 2004-2005: pobreza y desigualdades, desempleo, crisis del modelo económico, mala distribución de la tierra y ausencia de reforma agraria, inseguridad, corrupción e impunidad.