El algodón ha dejado de ser rentable o, en todo caso, se ha convertido en un emprendimiento de alto riesgo. Hoy es el precio, mañana será el picudo. A su vez, la inflación encarece el costo de los insumos -semillas «mejoradas», agroquímicos- y de los alimentos que no se producen en la chacra, mientras que, los créditos siguen siendo escasos y costosos.
Por cierto que el panorama es bastante desolador y en el futuro inmediato la evolución de la economía no da mucho margen al optimismo. Sin embargo, hay un viejo refrán que dice «no hay mal que por bien no venga».